viernes, 3 de diciembre de 2010

El viajar es un placer . . .

Ayer recién llegada del recital de Dread Mar I y sumamente extasiada, me puse a pensar todo lo que me pasó durante el día; los momentos antes del show. Para que comprendan mi neurosis, en el día de ayer superé mi pánico a las multitudes. Me fue bastante bien, no me puedo quejar. Pensé que al estar entre toda esa multitud iba a sufrir un ataque de claustrofobia y un golpe de calor. Para evitarlo, chocha, compré una botellita de agua antes de entrar al show. El chino con pinta de mafioso me vendió la botellita de agua a 6 mangos!! Para qué? Para que al momento de revisarme la cartera en la entrada tiren literalmente la botellita a un tacho de basura. Todo bien con que revisen pero… acabás de tirar 6 mangos de agua, pelotuda!!
Por suerte, vendían la mismísima muerte hecha cerveza en vaso de litro. Fue la gloria y mi mayor apoyo psicológico del día.

Saben perfectamente que el tema de mi altura por momentos me acompleja un poco. Bueno, el baño de lo que hace un tiempo fue The Roxy no me ayudó en lo mas mínimo. Me senté y claramente mis pies quedaban colgando, la puerta no se cerraba por lo que mientras hacia lo primero, sostenía con mi cabeza la puerta así nadie podía ver mi extraña pose. Muy tranquila hasta que me di cuenta que la puerta del baño me llegaba hasta las rodillas y que seguro, muchos apreciaron mis patitas colgando. Qué lindo es medir 1,53... Por suerte el baño estaba impecable, ya que verlo sucio me hubiese generado una de mis mayores manías… el orden y la limpieza!

Por suerte encontré un escalón donde estar parada y poder ver al señor Mariano Castro, y no nucas durante 2 horas. Siempre está el pelotudo que tiene ganas de pasar y que para cumplir su deseo te aplasta, te pisa, se queja que supuestamente lo empujan y que algo de lo que vos hacés le molesta. Es un recital y hay un tumulto de gente, no pretendas estar cómodo, para eso quédate en tu casa con la música a todo lo que da.
La gente se emocionaba y para evitar esos arranques de euforia, estaba La Mole Moli versión mujer. Creo que yo le llegaba por el ombligo y que su brazo era mi cadera, la cual no es muy chica que digamos. Tenia una cara de salida de Ezeiza (la cárcel, no el aeropuerto) increíble y un tatuaje tumbero en su brazo derecho. La mina imponía su respeto, creo que nadie es tan descerebrado como para hacer enojar a la gorda. Te pone un pulgar encima y te deja hecho gelatina en polvo.

El viajar en Bondi me saca. Me hace mal. Me marea y me pongo nerviosa. Para colmo en el verano los colectivos son una fiesta de olores. La gente parece que tiene ganas de hablar por teléfono a los gritos y se ponen de acuerdo para cagarte el viaje. Siempre está la vieja que por más que haga más calor que en el desierto del Sahara, no abre la ventana ni que venga el espíritu de Sandro y se lo pida con una caída de ojos al estilo Latin Lover.
Soy sumamente colgada y estoy acostumbrada a viajar con alguien, por ende jamás miro por qué calle va el colectivo. Mal Jennifer, siempre hacés lo mismo!! Un día voy a terminar en la loma del orto a la vuelta de la c@n..a (eliminaron la CH) del pato y voy a morir de un ataque de histeria y nerviosismo! Sumado a la desgracia de viajar parado, llega el flaco, más conocido como caco/rocho /negro/eh wachin con su celular último modelo que no sabés de dónde mierda lo sacó, mientras vos andas con tu Nokia del 2003, pantalla blanco y negro y rajada! En su celular suena en volumen 30 Néstor en Bloque, El Polaco, La Champion y todos esos grupos grasungas que vengan a tu mente en este mismo instante. Tranqui chabón, tomá al 151 como si fuera tu casa; si te querés sacar los resortes que tenés como zapatillas hacelo, total…
Torpeza y colectivo no se llevan para nada bien. Siempre me tiene que pasar algo! Los aros que cuelgan del techo para agarrarte están muy altos, los tendrían que hacer para una altura promedio. No todos somos Dolores Barreiro!! Por este mismo motivo, llego tarde a agarrarme, vuelo de un lado para otro y a alguien siempre tengo que pisar! Para llegar tuvimos que pasar por una calle de adoquines… mis rollos vibraban como si tuviese puesto un abtronic y hasta podía sentir como saltaban mis órganos! Soy de las boludas que tocan el timbre 3 cuadras antes de la parada y al estar a media cuadra vuelven a tocar por si el chofer se olvidó: hay altas chances que él sea un colgado como yo. Me acerco a la puerta. Salto. Me tambaleo. Me pongo colorada de la vergüenza y arranco mi destino en tierra firme.

No nos olvidemos que viajar es un placer y más si la recompensa es un muy buen recital y una torre Eiffel de cerveza. Hice un ejercicio de la puta madre al ritmo de la música y seguro baje más kilos que en 5 clases de Pilates. Creo que voy a ir más seguido a recitales. Aunque pensándolo mejor, mis pies necesitan un cambio, mis oídos no escuchan un carajo y mi pelo quedó peor que Simba recién despierto. Mejor que mi psicóloga me felicite por el logro de superar mi doble fobia y que el gordo Noel se ponga y me regale un auto, un viaje, unos esquíes, una Canon y ya que estamos, un nuevo cel…. Ahh!! Papá Noel son los papis? MAMAAAAAAAAAAAÁ….!!!