viernes, 25 de marzo de 2011

Imán de pelotudos.

Hola, soy Jennifer y soy un gran imán de pelotudos. Se me pegan. Mi mamá dice que soy un radiador y que esto me va a seguir pasando hasta que algún día engorde y pierda el encanto. Por momentos me dan ganas de vaciar la heladera y perder el encanto más rápido de lo planeado. Me pregunto cuando va a ser el día en que se me peguen pibes copados, con buena onda, inteligentes, con capacidad para mantener charlas interesantes… y lindos…
En la necesidad de perder la soltería conocí a varios hombres que dejan mucho que desear. La palabra cita no me gusta. Me hace sentir parte de una novela mexicana de canal 9. Pero sí, tuve citas. Por así decirlo. Me invitaron a salír y como no perdía nada, acepté casi encantada. Los hombres son hijos de puta. Te venden un papel, una imagen, un estilo que no son.

En el viaje a Gualeguaychú conocí a un brazuca. Sí, ustedes leen brazuca y piensan en un negro con aceite en el cuerpo, hermoso, sambando en tu cama y cantándote canciones románticas en portugués…Bueno, tienen una imaginación ¡increíble! Este muchacho se hizo el langa de entrada. Machista como él solo. Yo estaba armando mi carpa, lo estaba haciendo bastante bien, pero el banana supuso que yo necesitaba ayuda y decidió colaborar con el armado. Perfecto, gracias por la buena onda pero el tener tetas no significa ser boluda, eh… Desde primer grado yendo a campamentos, haciendo fogatas, armando bolsos compactados, carpas canadienses y siguiendo la luz de las estrellas para que este piscuí me venga a corregir el armado de carpa. ¡Por favor! Como si eso fuera poco, y después de terminar con el armado de MI carpa, también decidió inflarme el colchón. Mientras inflaba el colchón tiraba comentarios bananas como “Bueno ¿Qué te puedo cobrar? Una siestita en este colchón no vendría mal” o “Parece que la enana va a dormir muy cómoda después que yo le arme todo” Primero: ¿Cuánta confianza necesita un hombre para apodar a una mujer que recién conoce? Segundo: Nadie te pidió ayuda, si tenés ganas de ayudar ¡anotate en la cruz roja! Al brazuca me lo fumé todo el fin de semana. No les voy a mentir, a mi me gustaba. Me parecía medio boludo pero me gustaba y como “amor de verano” no estaba mal. El tema es cuando el hombre es adicto al chamuyo y abusa del mismo. En sólo 5 días el flaco ya me quería y pretendía invitarme a dormir a la casa. Es tan obvio lo que él quería, como también es obvia mi reacción. Lo mandé a cocinar choris a la 9 de Julio en las protestas del partido obrero. Era de esos pelotudos que los halagabas y se tiraban palos. Le decías “Sos lindo” y él te decía “Ay no, soy horrible. Andá al oculista por favor” ¡¡Chupate el codo!! Encima que te halago para quedar bien me saltás con el papelito de pendejito inseguro. Please, NO. ¿Conclusión? Onda, onda, cero onda.

Si yo te digo: Buen lomo, alto, morocho, diseño gráfico. Vos decís: chico ideal. Bueno, si pero no. Fue de esas citas donde te das cuenta que el chabón sería un muy buen conocido. Primer comentario de la tarde y resulta ser homofóbico. Mis amigas son homofóbicas y a mi me divierte joderlas diciendo que soy lesbiana. Juro que a éste se lo iba a decir pero hasta ese entonces el flaco tenía una mínima chance. Yo tardo en entrar en confianza. Me cuesta. De entrada hablo relativamente poco pero cuando me suelto soy bastante insoportable. Bueno, este pibe vivía suelto. 3hs de “cita” y 2 horas y media escuchándolo hablar sobre diseño gráfico. Fue un momento muy agradable. Sumamente agradable y divertido. Sumémosle que yo tenía fiebre, me dolía la garganta y todavía tenía que armar el bolso para irme al día siguiente a la costa. Yo tenía fichas puestas sobre este muchacho. O sea… ¡falté a mi ginecóloga para ir a “la cita”! Falté para ir a una cita en la cual no pude emitir comentario y no entendía un carajo de lo que me hablaba. Se creía Woody Allen el chabón. Tiraba frases estilo open mind y medio filosóficas. Hablaba tanto que no tuve oportunidad para decirle “me voy a la mierda” Tuve que fingir recibir un sms de mi madre donde supuestamente ella me cagaba a pedos. Bueno, estuvo 1 hora y media hablándome de tipografías. Sabía todos los nombres de las letras y quienes fueron sus creadores. Sabía en qué época se empezaron a usar y cómo se crearon. Sabía TODO. Era como el libro gordo de Petete pero de tipografías. ¡¡Infumable!! Encima a mí me sacás de times new roman, comic sans, Arial y tahoma y no te cazo un fulbo’. Obviamente, no sé ni me importa saber quienes fueron sus creadores y por qué las crearon. Igual, y no quiero sonar forra, quiero que sepan que mientras él hablaba mi mente reproducía canciones de Panam.

Lo único que rescato de estas cosas es que ya se cómo no tengo que ser en la vida. Ya sé como no tengo que actuar en una cita. Y también aprendí a no mostrarme desesperada frente a mis amigos porque los amigos creen que porque estás soltera tienen todo el derecho del mundo a presentarte pelotudos. 

lunes, 21 de marzo de 2011

Ni en un quince dejo de ser soltera.

Mi prima cumplió 15 años. Los años pasan y eso afecta la autoestima de la mujer. Soy de lágrima fácil, pero el día del cumpleaños me fui de tema. Lloré al ver a mi prima, la hermana de la cumpleañera, con su super panza de 8 meses y el bolso por si el apurado de mi sobrinito decidía aparecer en plena fiesta. También llore al ver el libro de firmas con todas las fotos. La que estaba en poses sexies no podía ser la nena a la cual le di la mamadera y la obligaba a bailar al ritmo de Bandana para después sacarle plata a nuestros padres diciendo que iban a ver un show increíble. Pero sí, definitivamente era mi prima y cuando la vi pasar por la puerta lo confirmé. Por suerte tuvo sentido de la moda y buen gusto y no eligió esos vestidos de muchos colores, con pinta de trola y botas doradas hasta las rodillas…muchas quinceañeras se ponen eso, lo que me deja pensando qué se pondrán el día de sus casamientos…

Como ya saben, estoy soltera hace demasiado tiempo. Eso me afecta. Me vestí perra. Me sentía perra. Más que perra por un momento me sentía gato. Yo hubiese ido vestida de otra forma pero si yo caía al mejor estilo Woodstock mi prima me cortaba las tetas y después… ¿Cómo carajo iba a seducir a los púberes? Sí, estaba lleno de púberes. Obvio, era un cumple de 15.  Mi prima vino con el chisme de que uno de sus amigos pensaba que yo estaba sumamente partible. Todo iba bien, nada del otro mundo, hasta que al pequeño retoño se le ocurrió decirle a mi prima “che, tu prima tiene 15, no?” ¡¡¡Que pendejo de mierda!!! Atrevido. Tengo casi 20 años, ya pase la pubertad, la edad del pavo, estoy por pasar la adolescencia (ay, qué deprimente ...!) y vos, bebé de pecho, ¡¿¡¿me venís a decir que tengo 15 años?!?! ¡¡Pero por favor!! ¿Saben la cindor que le falta? Quizá si mi prima no les decía “No, tiene 20” yo podía tener alguna felicidad. Pero claramente eso no pasó y si me dejaba tocar el culo por alguno de ellos iba en cana. Aunque con algunos te daban ganas de conocer la prisión… Igual el pendejo no fue el único que me imaginó menor de edad. El mozo de la recepción pasó ofreciendo vino. Se acerca a mi madre, a mis tías y cuando me toca a mi me mira de arriba abajo y me dice “disculpe señorita…” y se corre. Ese mozo fue el mismo hijo de puta que me vio con la copa de champagne y me la saco. Por su culpa mis venas no bebieron alcohol y por su culpa no figuré desacatadamente en la pista de bailar. Creo que el mozo sabía lo que hacía.

En los quince, como en los casamientos, está la oportunidad para que las solteronas sin chances saquen, perdón saquemos la cintita con el anillo y de esa forma, supuestamente, nos vamos a casar. Ok, las pendejas desacatadas se abalanzaron sobre la caja que tenía las cintitas con la ilusión de casarse con vaya a saber qué pendejo lleno de granos. Mientras yo buscaba llegar a una cintita, muy desesperada hice puntitas de pie, salté, empujé y hasta grité con la poca voz que tenía ese día pero cuando estaba a punto de agarrar una cintita y ya pensando en el novio, el vestido blanco y la niña de las flores….a la mierda con la caja y las ilusiones de perder la soltería en un 15. Las pendejas tiraron la caja, sacaron todas las cintitas y casi tiran a mi prima. ¡Ojal{a no se casen nunca, manga de desesperadas! Empecé a buscar por el piso a ver si había caído el anillo o si se habían confundido y pusieron dos anillos en vez de uno. Claramente eso no sucedió y solo encontré una medallita de dos nenitos besándose con un terrible mensaje subliminal para las solteras y una medallita que parecía ser una moneda de 5 centavos. ¿Qué carajo hago con 5 centavos? Nada, ni siquiera viajo en bondi como para consolarme pelotudamente.

Ahora sólo me queda esperar a que alguna de mis primas se case, entrenarme para ese día y agarrar el ramo cueste lo que cueste. Total…seguramente siga soltera para esa época. De acá a 10 años seguro no encuentro novio pero si un personal trainer que me entrene para pisar cabezas, romper tacos y saltar 2 metros y llegar al ramo volador. Seguramente de acá a 10 años mi vida siga siendo loser y con cara de pendeja.  


No se fijen en mi cara de galleta. Solo miren el color de mis piernas y  a la quinceañera. Gracias.

lunes, 14 de marzo de 2011

Virgen de Retiro

Me tomé unas largas, esperadas, hermosas y merecidas (¿merecidas?) vacaciones. Este año tuve la oportunidad de ir a enfiestarme a Gualeguaychú.

Todo arrancó con mi desvirgue de Retiro. Sí, con 19 años debo ser una de las pocas jóvenes que jamás había pisado Retiro. Fue mi primera vez. Dolorosa y difícil primera vez. Mi madre estaba aterrada, tenía miedo. (Si, ella tampoco fué a retiro y tiene 46 años). Siempre tuvo auto por ende no era normal viajar en micro. Pero esta vez decidí irme de joda por mi parte. Crecer. Salir del nido.
Mi madre me acompañó con los bolsos a tomar un taxi. Ella se encargó de pedirle al taxista que me ayudara con el tema de Retiro, que yo nunca había ido y que necesitaba ayuda para ingresar a plataforma. Bastante bochornoso pero por suerte no había mucha gente a nuestro alrededor... Sólo mi hermana y unos cuantos peatones. Cuando subí al taxi, mi madre se quedó en la esquina saludándome con lágrimas en sus ojos y moviendo su  mano derecha cual princesa en desfile de carrozas. Esa escena parecía salida de una película francesa medio melancólica. ¡La que tenía que estar asustada porque iba a pisar la jungla de cemento era yo! Pero creo que mi madre padeció el desvirgue más que yo.
El taxista fue como mi GPS de Retiro. Traté de ir almacenando todos los datos y detalles que el gordo me iba tirando para que la llegada a Retiro no sea tan de chica de pueblo. Me dijo que esté atenta a los altoparlantes, que guarde cambio para tirarle propina al de los bolsos, que no suelte mis cosas, que lea los carteles, que suba escaleras y demás cosas que cuando llegué a Retiro sólo recordé lo de la propina y lo de los negros chorros que podían llegar a robarme las cosas.
Caminé por Retiro agazapada a mi bolso, mochila y carpa. No encontraba la puta boletería donde supuestamente tenía que retirar mis boletos a la felicidad. Subí escaleras fijas pensando que no había mecánicas hasta que llegué al segundo piso y las vi. Claramente si tenía un cuchillo a mano me cortaba las tetas.
Como mi vida se basa en la computadora saqué los pasajes por Internet y daban la opción de imprimirlos en tu casa o retirarlos por Retiro. Por lo visto mi inconciente quiere cagarme la existencia y decidimos (mi inconciente y mi no tan conciente) que era mejor retirar los pasajes en Retiro el mismo día del viaje. Llegué a la boletería que decía “retiro de pasajes sacados por Internet” y el empleado muy hijo de puta me informó que los pasajes no se pueden retirar por boletería, que tienen que ser impresos en el momento de la compra. Entonces… ¿Por qué carajo te ofrecen cosas que no se pueden hacer? ¿Por qué tienen ese cartel de mierda hecho con letras chotas del Word? ¡¿¡¿Por qué le sigo haciendo caso a mi inconciente?!?! Traté de mantener la calma pero no lo logré. Tenía ganas de agarrar ese cuchillo que quería para cortar mis tetas pero esta vez para sacarle los ojos al empleado con cara de pasivo de Flecha Bus. Volví a la ventanilla para que el pelotudo me dijera qué podía hacer pero sacó el cartel con letras de Word y puso uno que decía “ventanilla cerrada” Si tenía un paraguas a mano hacía la gran Britney Spears. Me dijo que tenía que ir a la otra punta para hacer un trámite. Fuí y de esa punta me mandaron a la otra. Saqué lo peor de mí y se ve que puse cara de luchadora de Sumo porque vino el supervisor a ver cómo me podía ayudar.
NOTA: Mujeres, háganse las lindas, hablen tiernamente, pongan cara de pobres y de esa forma los hombres hacen todo por nosotras.
El pollerudo del supervisor me hizo un seguro por los boletos. Sí, también había “perdido” el de regreso y tuve que pagar $10 en total.
De esa forma ya libre de bronca gracias a Flecha Bus traté de recordar más cosas que me había contado el taxista. Recordé lo de los altoparlantes… Perfecto, no se escuchaba un carajo. Creo que la mina que daba los horarios era Robotina. Corrí a la plataforma que supuse era la mía pero claramente, y después de esperar 5min en la plataforma, terminé dándome cuenta que no estaba en la correcta y por ende corrí para el otro lado donde sí estaba la mía. Todavía prendida a mis cosas cual garrapata en perro de la calle, dejé los bolsos y me dediqué a hacer lo que el taxista futuro participante de Cuestión de Peso me había recomendado…dejarle la propina al flaquito que sube los bolsos y subir al micro. El micro no tenía luz en el baño. ¡Me estaba meando y no había luz en el baño! Lo que si había era un delicioso olor a baño público y a ese café de mierda que sirven con las expectativas que viaje una persona sin papilas gustativas y que les diga que el café es riquísimo. Dudo que eso suceda.

Milagrosamente el viaje fue rápido, tranquilo y con la presencia de esos compañeros de micro que nadie quiere tener pero que todos queremos matar.
A pesar de todo no me puedo quejar. Me enfiesté en Gualeguaychú. Me emborraché y salí haciendo pogo por un programa de America y tuve la oportunidad de chocarme con hombres pelotudos que seguramente el día de mañana les junte bronca y tendrán el “honor” de estar presentes en una entrada del blog. Para la próxima, lo único que tendré que recordar es de imprimir los boletos, no hacerle caso a mi inconciente y juntar plata para comprarme un auto y ahórrame problemas típicos de gente clase media.