lunes, 23 de mayo de 2011

Casa nueva,quilombos nuevos. Parte I

Después de un mes sin dar señales de vida bloggera, heme aquí. Me mudé, estoy rindiendo y hasta hace 2 días conviviendo con albañiles y pintores. ¡¡El placer de estar vivo!!

Las mudanzas son una mierda. Son esos momentos de la vida donde te gustaría tener superpoderes para embalar todo sin problemas y transportar todo a la nueva casa.
Con las mudanzas uno se da cuenta de lo que ya no tiene; de lo que tiene y hacía añares que no encontraba y ya daba por perdido; encuentra ropa que nos recuerda qué tan como el culo nos vestíamos hace unos años y que tan flacos estábamos hace unos pocos y cortos años para que ese jean talle 26 entre en las actuales caderas talle 40.
Uno trata de embalar lo más rápido posible pero siempre hay algo que nos va a llamar la atención y nos va a hacer perder unas horas de nuestra vida.

1- Cartas de un amor pasado: Las mudanzas son el momento ideal para sacar la mejor faceta despechada y resentida que puede tener una mina en el fondo de su alma. Revolviendo cajones se pueden encontrar muchas cosas además de forros vencidos, lubricantes que vienen como publicidad en la Cosmo, boletos de colectivo, monedas de 5 centavos y muchas pelotudeces más que jamás pensabas encontrar en tu cajón. Además de todas esas pelotudeces se pueden encontrar cartas que te hizo ya sabemos quien cuando la relación parecía ser hermosa, todo era “amor” y vos estabas ciega mientras él te cuerneaba con medio boliche. La empezás a leer y empezás a sentir vergüenza. Te empieza a dar asco algo que supuestamente te tendría que generar ternura y revolver recuerdos. Con la mejor cara de superada rompés la carta y decís “Ay, que pendejo pelotudo… ¿qué carajo le vi?” Como si eso fuera poco te dejó de recuerdo una foto de él para que lo recuerdes eternamente. Como si el boludeo durante un año, las cuerneadas, las usadas para garchar y los momentos de mierda no te ayudaran a recordarlo. Empezás a mirar detenidamente la foto “para recordarlo” y te das cuenta que él tenía razón…la foto te termina ayudando para recordar que morías por un flaco que era un vomito de resaca, que encima de hijo de puta también era feo y que necesitaba un par de cirugías en la cara además de un cerebro.

2-Fotos del año del pedo: Siempre se encuentran las fotos del colegio donde tratás de descifrar cómo se llamaban los 15 pendejos pelotudos con guardapolvo de colores que tenías a tu alrededor. Obviamente, hay un par de nombres que siempre vas a recordar. 1° el nombre de tu mejor amiga/o, 2° el nombre del chico/a que te gustaba y 3° el nombre del hijo de puta que te cagaba el autoestima desde salita rosa.

3-Objetos que sólo sirven para ser basura: En una época, cuando iba mucho de Shopping, me gustaba coleccionar las bolsas de las marcas de ropa que jamás me sirvieron para un carajo. Yo las guardaba…por las dudas. ¿Por las dudas de qué? ¿Por si el día de la mudanza me quedaba un tiempito al pedo? Esas cosas las guardamos con la excusa “para algo va a servir” y termina siendo basura que 3 años después va a parar a una bolsa de residuos, ya que para lo único que servía era para terminar dentro de una bolsa negra y para que el basurero la haga volar por los aires hasta caer en el maldito y maloliente camión.

4-Ropa talle ‘jamás me va a volver a entrar’: Esos pantalones que amábamos y que no usábamos nunca pero no recordábamos por qué hasta el día de embalar. Todas cometemos el grave error de probarnos ropa que nos sigue gustando. Nos tiramos en la cama, contemos la respiración, metemos panza y pedimos ayuda … pero el pantalón sigue sin entrar. Muchas terminan resignadas, deprimidas y dando en “adopción” al pantalón pero muchas ilusionadas y esperanzadas con volver a la figura de los 15 guardan el pantalón y planifican dietas que jamás van a cumplir. Bueno, esa soy yo. Guardé un par de cosas que seguramente termine regalando o embalando junto a las esperanzas el día que me vuelva a mudar.

domingo, 1 de mayo de 2011

Meada por elefantes rosas.

En otra vida debo haber sido puta y Dios ahora me esta castigando por ello, ¿no? ¡Seguro! ¡Qué karma que tengo con los hombres!

En mis largos pero cortos años conocí varios flacos que dicen ser hombres. Estos se venden como ideales y te pintan todo como en los cuentos “había una vez…” que nos contaban nuestras abuelas para que la esperanza en el amor creciera. Ah!, y también para que nos podamos dormir.
Bueno, estos “hombres” te llenan la cabeza durante días diciéndote que sos lo más hermoso de su mundo (¿Hay otro mundo?) que sos perfecta y que te quiere con toda su alma y que claramente no te cambia por nada ni nadie. ¡Bullshit! Siempre va a haber una mina con mejores tetas que una por la cual él va a tirarte a la basura y no te va a llamar más…hasta que ella lo deje y él necesite un nuevo tachito de residuos sexuales. Esa es mi historia. Un flaco que la remo durante varios años y que cuando finalmente tuvo la oportunidad…me cambió por unas tetas…caídas (si! caídas) y la dueña de las tetas tiene más pinta de tía abuela que de novia. Está bien, reconozco que yo, en su momento una joven criaturita, lo cambié un par de veces por un flaco. Un ex. Igual él boludeo era mutuo. Cuando yo podía y quería, él ya no podía pero si quería. Cuando él quería y podía, yo ya no quería ni podía. Así durante 3 putos años. ¡TRES AÑOS! Este muchacho también se vendió bastante bien durante esos 3 años pero cada día que pasaba me daba cuenta que era un forrito más. De entrada me mintió. Es de esos pelotudos que comparten anillos con una novia pero cuando “se pelean” supuestamente el anillo pasa a ser un anillo cualquiera, sin valor sentimental que se compró una vez en el barrio de Once a esos Africanos que venden “plata y oro” en las esquinas. Obviamente yo toda una puber le creí. Me endulzo durante 1 semana y volvió simplemente para tocarme un poco el culo y mientras yo seguía volando en las nubes del amor…me cortó el mambo para volver con la chica del anillo. Claro, la historia del anillo comprado en Once era mentira, ¡eh!

Los momentos de amor nos duraban un cambio de toallita femenina. Salíamos, me firmaba cosas cursis en el muro de facebook, me dedicaba canciones de Sin Bandera (posta. ¡Imaginen mis ganas de meterme los dedos y vomitar la cena de Navidad del ‘98!) y me juraba amor eterno… como todos. Y otra vez nos cortábamos el rostro.

Después de pudrirme de la soltería. Después de caer muy bajo por llorar cantando las canciones más deprimentes de Coldplay, me di cuenta que debía recurrir al pasado para ver si dejaba de ser una fracasada en el amor. Lo llamé. Me hice la enamorada. Por momentos pensé que estaba escribiendo una novela para canal 9 pero no…estaba escribiendo el chamuyo más útil del mundo. Funcionó. Lo ví. Nos vimos. Esta vez se daba ¡eh! Supuestamente él estaba soltero…supuestamente. 1 semana boludiándome para que me dijera que en realidad no estaba soltero, estaba con una mina…la vieja de las tetas caídas. Me jodió un poco, no lo voy a negar. Me dijo lo que te dicen todos “la voy a dejar por vos” Digamos que todavía estoy esperando a que la deje. Bah, después de decirme eso (5 meses después) me llamó para avisarme que la había dejado. ¡¡5 MESES DESPUÉS, HIJO DE PUTA, CINCO MESES DESPUÉS!! Después de cinco meses él esperaba que yo le dijera que sí. No sé qué pretendía. ¡Que yo dejara mi vida para esperarlo a que él deje a las tetas caídas y así vivir felices para siempre? ¡Pero que se chupe el codo a ver si puede! Lo peor de todo es que tuvo el tupé de hacerse el ofendido cuando le dije que no.

Igual es un chico que creo que tiene problemitas de comprensión. No entiende los NO. No entiende que no tengo ganas de que me boludeen. No entiende que me joden los flacos con poca actitud. Es de esos pollerudos que yo lo puedo re putear y ¿él qué me va a decir?... “Si, mi vida” ¡¡¡Actitud flaco, actitud!!!  Cada 2 meses aparece. Es un clásico. Abrís el inodoro y sale para decirte “te quiero ver”. Abrís la heladera y sale para decirte “ya la dejé” Abrís facebook y tenés un inbox que dice “en 10 minutos estoy en tu casa” ¿Quién carajo te invitó? ¿Tenés pase libre a mi casa? ¿Tenés vip? ¡Comprate un caniche toy y ponele Bobby, pelotudo!

Cuando los hombres se lo proponen son cara duras, pelotudos, arrastrados y mentirosos. Si, todo lo que un hombre no debe ser.