lunes, 5 de diciembre de 2011

La vida 2.0

Como ya todos saben, soy una persona muy tímida y colgada a la hora de planear salidas pero últimamente, hace 2 fines de semana que vuelvo de madrugada, paso el día sin dormir y al día siguiente tengo que juntar los restos de joda que deja la juventud en mi cuarto.

La idea de ir a bailar no es de mis favoritas. La realidad es que siempre la paso como el orto. El ser bajita me deja a la altura justa de la transpiración humana. La gente no te respeta y al pasar te apoyan sus axilas húmedas en la cara y de esa forma te vez obligada a: A) Correrte y dejar pasar al forro con olor a pizza de fugazzeta o B) Putearlo por llenarte de cebolla la cara…
El ser petiza también juega en contra a la hora de llevar el trago entre la multitud. Siempre termino con olor a borracho de colectivo por culpa del que me tiró media cerveza encima porque “no me vio”. Además, tirar cerveza es pecado! Podes joder con coger, tener hijos y no bautizarlos pero con tirar cerveza no se jode.
Algo que no se puede hacer en los boliches, pero que todo el mundo intenta, es hablar. Todos queremos hacer algún que otro comentario al que todos van a responder con un “si, totalmente” pero jamás lograron escuchar con exactitud. Responder con un si o no a esos comentarios puede traer muchos problemas. Quizá te estaban ofreciendo cometer un crimen e ingenuamente respondiste que si. Quizá te decían de ir a su casa a “ver una película” y respondiste que no. Pero el problema está en que si respondés más de 2 veces con un “No te escuche, ¿qué dijiste?” no sólo vas a quedar como un sordo pelotudo sino que también te van a mandar a cagar o directamente no te van a decir nada más.
Todo eso me pasó en una fiesta a la que fui uno de estos Viernes. Una fiesta a la que supuestamente no fui invitada pero era pública. Una fiesta donde el sentimiento post “fiesta” fue compartido con el 90% de los integrantes de la misma. Ese 90% no pasó más de 2 horas en el antro con música estilo asalto de los 90’, muchos se quedaron dormidos, el alcohol pegó 1 hora tarde, cuando ya estaban en sus camas, y otros, los conscientes e inteligentes, llegaron, saludaron y se fueron antes de pasarla como el culo. Resumiendo: La pasé bastante mal pero con todo el calor que hacía debo haber bajado unos 5 kilos. El tema es que no se nota.

El sábado me di el gusto de estrenar mi cuarto después de 6 meses encerrada en el mismo. Fue un sábado muy Skins. Éramos 23 personas y el alcohol no entraba en la heladera. Mi heladera nunca estuvo tan llena, ni siquiera con comida. Fue como una fiesta vip de twitteros pero de los buena onda. Mis ventanas fueron el sector futuros enfermos de cáncer de pulmón y el centro estilo “autoayuda” donde algunos contaron anécdotas como: La primera paja y la foto que usar para ella; su oculto fanatismo por Gilda y que grasadas hicieron por amor.
Como ese sábado no nos bastó, hicimos algo el viernes y domingo siguiente. Últimamente veo más a los chicos de la red social que a mi propia familia.
El domingo los twitteros entraban a mi cuarto de la nada, sin ser esperados. Mi cuarto era como el departamento de Mónica y Chandler.
Madre les quiso ir abriendo la puerta a cada uno de los que iban llegando para ver que no me junte con narcos o gente sin dientes o que no sean pedófilos encubiertos. Es que toda madre desconfía de la gente de Internet. Es más, algunas deben pensar que Mark Zuckerberg es un asesino en serie que roba información para después hacerse millonario, secuestrarte y matarte. Aunque mi madre se suscribió a la cuenta del judío oportunista de Zuckerberg para seguir todos sus pasos por la red social azul.

Yo creo que el viernes fuimos parte de una película sobre adolescentes Yankees, no hay duda alguna. Todo fue bastante bizarro y exagerado… de parte de una vecina.
Todo arrancó en una terraza. Sin luz en el edificio y 30° en plena noche. Hace 20 años la gente podía vivir sin aire acondicionado pero hoy en día la tecnología nos hace asquerosos y dependientes de ella por lo que estar sin aire nos obligó a estar en una terraza muy copada que pedía a gritos nuestra presencia. A gritos los vecinos nos pedían que bajáramos el volumen de nuestra voz, que dejáramos de reír y si era posible, también de respirar.  La realidad es que no estábamos gritando, la acústica del ambiente era demasiado buena y ellos nos escuchaban con demasiada perfección.
A lo que iba con que fue una noche bizarra y exagerada es que algunos vecinos parecían pacientes escapados del Borda. Una vieja en lugar de gastar su tiempo durmiendo, mirando a la Canosa en su horario de madrugada o jugando a “hágalo usted misma” gastó su tiempo en espiarnos desde el balcón con un camisón blanco bastante largo, los pelos despeinados y raquítica como el traba de obedece a la morsa. Por un momento pensé que era Linda Blair versión Caballito. La mina no sólo nos dió charla y nos contó sobre su vida de mierda mientras le mandaba saludos a nuestras madres sino que también se tomó el tiempo de abrir la bolsa de Rolitos y tirarnos un par. Si nos tiraba el hielo 1 hora más tarde nos servia para el fernet pero no, fue una desconsiderada, encima que tiró hielo, el hielo es agua y el agua es un recurso cada vez más valorado estos días, pero nos lo tiró muy temprano y no le pudimos dar utilidad. También nos tiró un balde de agua y ¡hasta una banana! Niños muriendo de hambre y la vieja mal cogida nos tira una banana…
Como eso no logró su felicidad nocturna, también quiso cumplir con su fantasía sexual y llamó a la policía, los invitó a pasar a su casa y desde el balcón vimos una luz blanca. Por un momento pensé que me había llegado el tan de moda ACV y que estaba muriendo. Pensaba seguir la luz blanca para ver si Dios era real pero después escuche un “Eh gato, váyanse a dormir. Somos la policía” La policía no sólo hablaba como los padres de los Wachiturros sino que también se tomaron el tiempo de discriminar y nos llamaron “mogólicos”.

Vale aclarar que estábamos alrededor de 5 edificios de 10 pisos cada uno y sólo una vieja se quejó. Otro cambió las sábanas unas 3 veces y la vecina de enfrente se puso a trapear la casa a las 6 am totalmente desnuda. Fue como estar viendo Gran Hermano en vivo.

Después de tener tanta gente en mi cuarto me da miedo que la super-tecnología haya llegado a ellos y que me pongan cámaras secretas por todo mi cuarto. Es uno de mis mayores miedos… Quizá tenga que volver a terapia para poder tratarlo o quizá tenga que aprender a sacarme el corpiño sin pelar tetas, por las dudas, uno nunca sabe cuando realmente la están espiando... Por las dudas tendría, que dejar de bailar Britney Spears arriba del sillón.
La visión del Señor @mattlock_ desde el sector futuros enfermos de cáncer de pulmón.

9 comentarios:

  1. Quiero conocer el cuarto de Babington, alias el placard de Narnia.

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  2. Yo tambien, pero quiero que me inviten a la fiesta.

    @barchunotdead

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  3. Jajajaja Así de locos que estamos, así de inofensivos somos (?).
    Nadie te va a poner cámaras, no vayas a terapia y seguí poniendo tu habitación como centro experimental de zombies preadultos.

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  4. Me hiciste reir! que se repita porfi!

    didi.

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  5. Hola estoy ofendida por no ser parte de la party.

    te lo tenía que decir para mantener esta relación.

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  6. No suelo leer mucho blogs por falta de tiempo. Pero una vez que empece a leer este post no pude con la curiosidad y podria haber tenido 10 parrafos mas, que los hubiera leído. Muy ameno el relato. Volveré a pasar, cuando haya anuncio de nuevo posteo.
    La unica recomendacion, por lo menos en esta version movil, es que hace falta un poco mas de contraste entre el fondo y las letras para que sea mas facil leerlo. Saludos

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  7. Jajajaja, que piola tanta joda Twittera! Para cuándo me invitás? O si no soy un favstar no estoy en la lista? :( Besos hermosa, amo tus rulos!

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  8. Que solo se haya quejado la vieja esa no quiere decir que ustedes no hayan sido unos quilomberos que ameritaban un escopetazo.
    Igual, muy lindo el relato. (?)

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