martes, 1 de mayo de 2012

Las mañanas tiene ese qué sé yo espantoso.


Soy de esas personas que sufren si no duermen hasta pasadas las 10 am. Me puedo despertar más temprano pero realmente me cuesta. En verano es algo que puedo superar rápidamente pero cuando el odioso invierno da sus primeros pasos, la cosa se pone imposible.

Intenté de todo para despertarme más temprano.
-Poner el despertador, como lo hace el 99,99% de la población. No funciona, lo apago y sigo durmiendo (eso también lo hace el 99,99% de la población).
-Poner el despertador y el celular. Apago el despertador y silencio el celular.
-Poner sólo el celular. Lo apago ni bien empieza a vibrar.
-Poner el despertador en la puerta de mi cuarto, así me levanto con un humor de mierda para correr, apagarlo y volver a la cama.

TODAS esas cosas han funcionado alguna que otra vez, no siempre, claro.
Lo peor de las mañanas del invierno es pasarla como el orto viendo por la ventana el cielo oscuro, como si fuese de noche pero, por el horario, debería estar soleado y los pájaros deberían cantar muy muy fuerte hasta explotar.

Las mañanas del invierno me recuerdan a esas mañanas tan odiadas donde tenía que ir al colegio. Mañanas frías donde mi madre salía a calentar el auto, mientras yo inventaba excusas para no ir al colegio y quedarme viendo El autobús mágico.

Hace un par de semanas tuve que despertarme a las 6 (¡SEIS!) de la mañana para salir a hacer mi documento. Me desperté sin problema alguno y arranqué la mañana sintiéndome madura y responsable. Volví a usar mi técnica de cambiado adentro de la cama. Es una técnica que sirve para no enfrentarte tan de golpe al frío matutino y no sufrir desde tan temprano. Desayuné y corrí con el viento en la cara hasta la parada del colectivo. Ese día recordé por qué odio los colectivos y más por la mañana. La gente comprimida, la mezcla de olores, perfumes y desodorantes, el humor del que se despertó con el pie izquierdo (nunca pude entender que tiene de malo apoyar primero el pie izquierdo a la hora de salir de la cama), los bolsos que chocan tu cara y esa gente que tiene ganas de dormir sobre tu hombro.

Matar el tiempo en el colectivo es complicado. Si el colectivo es una gran lata de feas y verdes arbejas y vos sos una de ellas, es casi imposible sacar el celular y que no te lo roben. Es imposible sacar un libro, terminar una página y pasar a la siguiente sin que nadie te odie. Por eso mi hobby a la hora de matar el tiempo, en medio de la multitud de pasajeros, es inventarle una vida a cada uno de ellos.
En algunos casos la cara lo dice todo. El de ropa blanca y mochila al hombro es un futuro médico que no duerme hace 25 meses para poder sacarse más de 4 en un examen.
El que se agarra del pasamanos y apoya su cara sobre el brazo colgante es un infeliz que debate su vida en los silencios de su cabeza. Si éste tiene más de 20 y menos de 25, su novia es una neurótica que le pide motivos hasta del aire que respira o quizá se enamoró de otra con mejor culo y no sabe como informarle al culo fofo que tiene en su casa, que quiere terminar la relación. Si tiene más de 25 pero menos de 30, su trabajo no es el que esperaba al terminar la facultad, su jefe le rompe las pelotas hasta las 7 pm y no ve la hora de: A) Conseguir algo mejor y que la jefa sea un minón. B) Renunciar y ver que pinta de la vida o C) Pegarse un tiro en bolas o que choque el bondi y morir al instante. Claramente nunca correrá con tanta suerte y seguirá con su infeliz vida hasta que lo echen y vuelva a ser infeliz en otro trabajo. Los mayores de 35 tienen tantas responsabilidades en su cabeza que no tienen ni tiempo para sufrir en el colectivo.
También es obvio quien va a tirar a boludo cuando suba el primer necesitado de asiento y quien va a ser la vieja que va a gritar “¡EL ASIENTO POR FAVOR!” para que alguno de esos boludos sienta vergüenza de vivir y le dé el asiento al que le corresponde.
Siempre esta el viejo verde que va a cobrar la jubilación y de yapa mira los culos del colectivo. Culos que pueden ser de sus nietas o amigas de sus nietas pero NUNCA de chicas jóvenes que van a querer estar con él.
Si hay un pasajero que me molesta sobremanera es el que se cree lindo y no para de mirarse en el espejo de la puerta. Pone distintas caras, se peina en cada frenada que da el colectivo y mira a las chicas con una mirada que pide a gritos que le guiñen un ojo, le tiren un beso, le pasen su número, le toquen los abdominales o todas las anteriores.
Algo fuerte es esa gente que tiene un radar detector de iglesias y sabe perfectamente cuando tiene que hacer la señal de la cruz. Esta de espaldas a la iglesia Y SABE QUE ATRÁS DE ÉL HAY UNA. Es increíble, asombroso. Son capaces de soltarse con las dos manos, caerse pero hacer la señal de la cruz. Nunca leí la biblia pero quizá, entre alguna de sus tantas hojas con nombres rarísimos que solo gente especial recuerda, hay un párrafo dedicado a esos que si o si deben hacer la señal de la cruz o Dios los castigará dándole nubes poco acolchonadas. Sino no se explica.

Cada día estoy más segura de que, si sacas el celular en el colectivo, la persona que tengas al lado va a hacer hasta lo imposible para poder leer lo que escribís. Cada día estoy más segura porque yo hago lo mismo y no pienso dejar de hacerlo.
Algo que nunca voy a poder hacer es leer la Guia T. El que sabe leer la Guia T tiene un super poder y todavía no se dió cuenta. Poder que tranquilamente debería compartir y dejar de ser egoísta merecedor del sufrimiento de todos aquellos que viaje a viaje seguimos intentando entenderla.

4 comentarios:

  1. el autobús mágico. mi mamá me lo grababa para que no falte al colegio. todavía tengo los vhs. una vez llevé el video con el capítulo del sistema digestivo que se hacen chiquitos y se meten, al cole para hacerme la capa y lo vimos en clase. te quiero.

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    1. Ay! Re extraño el autobus magico. Igual, faltaba al colegio porque nunca me gusto despertarme temprano, estudiar, hacer sociales, salir de mi casa y esas cosas. Te quiero Yep Yep.

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  2. Me encanta que como resaltas "¡A las SEIS!" , yo me acabo de despertar. Me dejó de gustar el día, las madrugadas y las mañanas con el tiempo de te van a empezar a gustar. O no, o yo soy un vago de mierda que me tomé este cuatrimestre sabático y estoy durmiendo a cualquier horario.
    Armar vidas de personas ajenas y si tenes música de fondo por qué no un videoclip, ¿Probaste? es buenísimo.
    Lindo leerte Jenn :-)

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  3. Matar el tiempo inventando las vidas de los pasajeros, hago lo mismo!! jajaja.
    Genial Jenn, como siempre!

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