domingo, 25 de marzo de 2012

Volví gracias al duende de la cerveza.


El Sábado 17 me tocó festejar San Patricio pero sin querer. Nunca me había pasado. Nunca había sido parte de esos eventos y festividades “importantes” que llegan al país simplemente por marketing. Este año me tocó perder la virginidad y fue gracias al cumpleaños de Lauto… aunque la mayoría de los invitados nos enteramos que era San Patricio unas pocas horas antes de acudir al cumpleaños.

Desde la tele uno lo ve como, según dicen, “La fiesta del descontrol” El momento ideal para chupar sin limites y asegurarte un daño severo en el hígado. Algunos medios te lo venden como el punto de encuentro para conocer gente de otros países, nuevas culturas y, hasta por qué no, conocer el amor. La realidad que pude vivir fue totalmente distinta. Sí, ni bien me bajé del auto una botella de gaseosa cayó del cielo. La gente ya caminaba torcido y desde Google Earth se veían manchas en movimiento por el centro porteño que en realidad eran multitudes de personas que se movían por las calles para buscar bares con la cerveza a menos de $80 el 1 ½ litro.
El único descontrol que pude ver fue el de un flaco que parecía muerto pero en realidad vivía e iba cambiando de poses al dormir en la esquina de Paraguay y Reconquista. Adoptaba forma fetal, gusanito y hasta la pose de Jesús crucificado (Que dicho sea de paso, es lo más cerca que estuve de la religión en lo que va del año). No vi ningún vómito, ni chicas con las medias rotas ni flacos con olor a borracho de colectivo a provincia que se viniera a hacer el banana. Creo que en ese sentido me siento bastante afortunada.

Como siempre, Buenos Aires no se caracteriza ni por el obelisco ni por el tango ni por las mujeres, sino que se caracteriza por las calles cortadas. Aunque esta vez no por protestas ni miembros de algún partido quilombero que sólo tienen ganas de cortar la calle y cagarte el día laboral, sino que por grupos de fanáticos de los duendes y la moda irlandesa. Había más pelotudos con gorros verdes y barbas naranjas, que personas intentando robarte la cartera. Esas personas con gorros, barbas y tréboles seguramente nunca leyeron nada sobre la cultura irlandesa y tampoco te pueden ubicar Irlanda en un planisferio pero con tal de tomar cerveza se disfrazan de conejita Playboy en La villa 31. Además, por ahora no se necesita saber sobre la cultura de ningún país, región o religión para tomar alcohol hasta llegar al coma.

Antes de salir de casa, mi madre me dijo unas cinco o seis veces -¡Tené cuidado! En San Patricio pasa de todo- Según se comenta entre los grupos de amigos, es algo muy común en las madres. Te advierten sobre fiestas multitudinales pero si vas a Cabildo a las 12 del mediodía sólo te responde “OK”.

No estoy en contra de las fiestas marketineras. Todo lo contrario. Pasa que soy de las que le copa festejar esas cosas pero a la vez soy de las antisociales que sólo lo mira por la tele. La que detesta salir a la calle el 24 de Diciembre a la noche. La que el 1 de Enero prefiere quedarse comiendo los postres de la cena del 31 y la misma que es alérgica a las plumas del carnaval.

3 comentarios:

  1. Si Saint Paddy los viera... volvería a martirizarse.
    Lalus

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  2. Me paso lo mismo pero el año pasado. Me gusto el blog. Te sigo.

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  3. volví a releer este texto solo para recordar al hombre muerto en la esquina y que ese día con vos la pasé hiper super bien porque hicimos dibujitos y obras de arte con cinta scotch

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